El Escudo Nacional

Breve historia del Escudo de la República Argentina
por Hector C. Quesada (1941)

ESCUDO NACIONAL
SU VERDADERA Y EXACTA REPRESENTACION
Sello en lacre usado por la Asamblea General Constituyente de
1813, que refrenda el título de Ciudadano Americano de las
Provincias Unidas del Río de la Plata de Don Francisco
de Paula Saubidet de 22 de febrero de 1813.
(Tamaño máximo 61X50 mm. Ovalo del escudo 33X26 mm.)

El Escudo Nacional
Simbolos de Soberania de 1810 a 1813.
El Sello del escudo de armas de la Asamblea General Constituyente presentado en forma documental.

El hermoso escudo español que por espacio de tres siglos fue reverenciado en estas tierras del Plata, mostró a la contemplación de sus habitantes atributos de complicada heráldica, que si tal vez fueron incomprendidos, los capacitó para concebir otros adecuados a sus aspiraciones de libertad.

Las armas victoriosas de la Francia, que impedían al león hispano extender su poderosa garra en defensa de sus intereses en América, proporcionó el momento deseado, para que las ideas contenidas de independencia, dieran el primer paso. Buenos Aires encendió en mayo de 1810 la mecha de la libertad, que ha sabido como celosa Vestal, mantener la voluntad férrea de sus hijos a través de las vicisitudes de los años.

Los primeros actos realizados fueron encubiertos por el nombre del soberano, bajo cuyas letras se acallaba la pasión de los espíritus adversos. En la proclama que el día 26 de mayo diera a conocer la junta Provisional Gubernativa, hacía pública esta idea al expresar en ella que, “un deseo eficaz, un zelo activo, y una contracción viva y asidua a proveer por todos los medios posibles la conservación de nuestra Religión Santa, la observancia de las Leyes que nos rigen, la común prosperidad, y el sostén de estas Posesiones en la más constante fidelidad y adhesión a nuestro muy amado Rey y Señor Don Fernando VII y sus legítimos sucesores en la corona de España”.

Para darle a estas palabras relieve de realidad, refrendó despachos, nombramientos, títulos y cuantas resoluciones fueron necesarias investir de fuerza emanada de supremo poder, con el sello del real escudo español.

Su estampa en rojo lacre, existe en diversas piezas documentales que posee el Archivo General de la Nación. La mayoría de ellas no han conservado su integridad a causa de lo frágil del material empleado y de las repetidas consultas a que han sido expuestas, sin embargo, lo podemos observar aun con toda claridad, en el nombramiento del Conjuez de la real Audiencia de D. José Darregueira, fechado el 23 de junio de 1810(1) (LÁMINA Nº 1) .

Alternan con el lacre en el refrendo de órdenes y despachos, la estampa del mismo sello tirada en seco, sobre papel, adherida por obleas al documento. Así la encontramos en el título de Auditor de Guerra del Ejército de la Banda Oriental, expedido a favor de D. Pedro Valle el 4 de mayo de 1811.(2)

El uso de cuños como hemos visto, que dan fuerza legal a la orden subscripta por el poder constituido, no fue utilizado en todos los casos, imprimiéndose papeles con el escudo español en el encabezamiento o al pie según su objeto.

Juan de Dios Rivera, de quien tendremos ocasión de ocuparnos más adelante, fue el artífice encargado de grabar la lámina con las armas reales utilizada para el sellado de títulos, pasaportes, y demás impresos, cuyo gasto que se elevó a la suma de nueve onzas de oro, le manda abonar la Junta en 30 de julio de 1811(3). Un año después, debió el mismo Rivera refeccionar esta lámina, cobrando dos terceras partes de su primitivo costo. (4)

Algunas de estas impresiones tenían a continuación del grabado, en un principio, la formula consagrada de “El Gobierno Superior Provisional de las Provincias Unidas del Rio de la Plata a nombre del Sr. D. Fernando VII” que bien pronto fue suplantada por la de “El Supremo poder Executivo de las Provincias Unidas del Rio de la Plata” sin que cambiara el emblema de la soberanía española (LÁMINA Nº 2)

No pasaremos revista a las distintas huellas que del alejamiento de la metrópoli, han quedado impresas desde aquellos memorables años y solo nos detendremos a observar una pieza numismática de poco valor artístico, pero de innegable interés. Esta, que según distinguidos historiadores, tuvo por objeto conmemorar el aniversario de la instalación de nuestro primer gobierno patrio, lleva por leyenda “Viva la Excelentísima Junta” “de la Capital de Buenos Aires “Año de 1811”, y nos muestra que las armas españolas han sido sustituidas por el escudo de la ciudad, acompañada de banderas y lanzas a sus costados y cañones al pie. Sin embargo, para no arrasar en forma abierta con los emblemas usados, en hora temprana, lleva en su parte superior una corona ducal y en el reverso sobre trofeos militares un león rampante coronado. (5)

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La idea fija de independencia que permaneciera en la sombra, oculta por el escudo español, comenzó a filtrar sus rayos cada vez más firmes a través de su estampa, dejando traslucir en signos evidentes su creciente potencialidad, tal cual dejamos apuntado, hasta que, la Asamblea General Constituyente, que comenzó a sesionar el 31 de enero de 1813, abolió abiertamente y para siempre los símbolos hispanos.

La renga que el día 22 dirigiera Azcuénaga a los electos por Buenos Aires, antes de la votación de sus diputados, pone de manifiesto la esperanza en los éxitos que debían coronarla. En ella se manifiesta que “El gran pueblo de BsAs siente hoy la más lisonjera satisfacción, al ver a su cabeza unos individuos hijos suyos llenos de probidad, zelo ardiente y acendrado patriotismo: está a la expectación del resultado de los Poderes que ha depositado en ellos, para la elección de sus representares en la próxima Asamblea nacional extraordinaria que va a fijar el giro y curso de nuestra gloriosa revolución. En Usías descansa el nombramiento de los obreros del Santo Templo de la libertad: haya en el zelo e imparcialidad que con tanto justicia espera la Patria de unos Electores en quienes ha depositado sus confianzas” (6)

Reunidos en el fuerte sus diputados con el gobierno, corporaciones civiles, eclesiásticas y militares, pasaron a la catedral donde se ofició una misa solemne implorando el auxilio divino, para jurar después sobre los santos evangelios el fiel desempeño del “sublime cargo a que los han elevado los pueblos”. (7) Concluidas estas ceremonias el gobierno los acompañó al Tribunal del Consulado, donde tendrían su asiento y en donde comenzaron inmediatamente sus deliberaciones.

De la importantísima labor desarrollada por este primer cuerpo soberano nacional, quedan antecedentes escritos que la justifican, como la canción de nuestro Himno, la supresión de la efigie real en lugares públicos y tantas otras que son por demás conocidas.

Sin embargo debemos inferir en forma conjetural de sus deliberaciones la creación del Escudo Nacional, ya que no ha sido posible, hasta hoy, a pesar de los mayores esfuerzos realizados por investigadores de probada capacidad, encontrar documento alguno oficial o privado, que ponga de manifiesto la atención que este ilustre cuerpo dispensó a su estudio.

Si en el primer punto del decreto de su instalación, declara “que reside en ella la representación y exercicio de la Soberanía de las Provincias Unidas del Rio de la Plata”(8), y que aborda tres días después el principio de nacionalidad con toda resolución, disponiendo “que “dentro del término de quince días o antes si hubiera posibilidad sean removidos los empleos eclesiásticos, civiles, militares y todos los europeos residentes en esta ciudad que no hayan obtenido en ese término el título de ciudadanía y en el de tres meses los demás que existan en toda la comprehension del territorio de las Provincias Unidas”,(9) no es exagerado suponer que su distintivo grafico o sea su escudo de armas fue ordenado desde un primer instante.

El único documento que apoya este aserto, es la presentación de su grabador, encareciendo el pago del trabajo que se le había encomendado en el cual expresa “que la Soberana Asamblea inmediatamente después de su Instalación se sirvió mandarme trabajar los sellos de sus Armas, lo que verifiqué con la brevedad posible”. (10)

Tal vez sea razón valedera para explicar esta ausencia de antecedentes la falta de discrepancia en las ideas de sus miembros sobre el concepto y representación de cada atributo, concordancia que habría permitido a su mesa directiva encargarlo sin llamar a sesión previamente.

No creo equivocarme si digo que desde antes de mayo, fecha en que cristalizara el concepto de libertad, los patriotas forjaban emblemas de fácil traducción con que adornar su escudo.

Pocas son las constancias escritas que conocemos a este respecto, pero sin duda una de las más elocuentes es la carta que desde Santiago de Chile, escribía J. A. de Castro a Rivadavia fechada el 3 de agosto de 1812, concebida en los siguientes términos: “Remito dos diseños del sello q. debe adoptar Bs Ayres. Qualquiera de ellos llena perfectamente el mérito de ese Pueblo virtuoso y encantador. El empeño de mandárselos a V. a vuelta de correo, no ha dado lugar para ponerlos en limpio mejorando algunas cosas, esto es, las dimensiones que fácilmente corregirá el grabador si entiende de dibujo. Por la misma razón tampoco incluyo la descripción que cada uno tiene; pero son tan republicanas sus alegorías que el más tonto comprehende las ideas a primer golpe de vista” (11)

Conocidos y reputados historiadores se han ocupado de su estudio. Mitre pública en “La Nación” sus antecedentes históricos en su fase numismática, a los que replica Ángel Justiniano Carranza aportado documentos de su propiedad (12)

D. José J. Biedma en un trabajo sobre el “Escudo de la Asamblea del año 1813” (13) describe uno que supone colocado sobre la puerta del Tribunal del Consulado mostrando las armas de la patria. Refiriéndose a la controversia arriba citada puntualiza Biedma, que el primero mantuvo la creencia que su único origen fue el decreto de su sustitución de las armas del Rey de los edificios públicos, sin haber otro que con anterioridad determine la invención del sello, que, según testimonio de contemporáneos fue pintado en colores sobre pergamino. El segundo, en cambio, sostiene la existencia de una ley anterior, no conocida al presente, que debe traer la descripción de su forma, colores y atributos. Biedma se adhiere a esta última hipótesis.

No ha sido posible arrojar luz documental sobre su origen, que aún hoy permanece en las tinieblas, a pesar de que Sarmiento, Zeballos, Vedia, Roberts y tantos otros hayan buscado con verdadero empeño las piezas justificativas de esta sublime creación.

Nuestras esperanzas de que se encuentre la documentación que haga luz sobre estas conjeturas, tal vez se desvanezca, pero no debemos olvidar que si bien para cuando se dispuso el 13 de abril la nueva acuñación de monedas, (14) el Poder Ejecutivo remitió diseños que en 27 del mismo fueron aprobados con algunas modificaciones, (15) no sería extraño que aparecieran aun exhumados del fondo de olvidada petaca, los dibujos de su sello utilizados por Rivera u otros comprobantes de interés.

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El diseño del Escudo Nacional que hoy conocemos con todas las supresiones y agregados que ha debido soportar en sus ciento veinte y ocho años de existencia, ya sea por ignorancia o por vanidad artística, ha tenido como punto de partida el usado por el Poder Ejecutivo, muy difundido en la época, y con el que se tropieza generalmente en todos los trabajos de investigación.

Este fue a su vez, calcado del que usó la Asamblea para refrendar sus resoluciones de acuerdo al decreto que expidió el 13 de marzo en que “ordena que el Supremo Poder Executivo, use del mismo sello de este cuerpo Soberano con la sola diferencia de que la inscripción del circulo sea la de Supremo Poder Executivo de las Provincias Unidas del Rio de la Plata” (16)

Si bien ignoramos las disposiciones tomadas por este ilustre cuerpo en el estudio de sus atributos algo podemos adelantar, sin embargo, en la confección el sello de sus armas.

D. Agustín José Donado que representaba a San Luis en la Asamblea fue elegido para encomendarle la confección del sello que debía ostentar las armas de la patria.

No sabemos cuál fue la razón que decidió su nombramiento, pero suponemos que su competencia no fue ajena a aquella, ya que la administración de la Imprenta de Niños Expósitos le había permitido trabajar en el resello y habilitación de bulas y papel sellado. (17)

Donado encargó el delicado trabajo de burilar esta esmerada pieza a D. Juan de Dios Rivera ejecutor de las medallas de la proclamación de Carlos IV, quien habiéndose distinguido en esta especialidad desde joven en la Casa de Moneda de Potosí, debía llegar a ser Ensayador Mayor en esta Capital.

Este artífice único en esta facultad a quien ya conocemos en el grabado de las armas reales, dio termino a su trabajo “con la brevedad posible” y a completa satisfacción de la Asamblea, según lo manifiesta Donado en la declaración que con tal objeto se le toma en Lujan, donde estaba a causa de los sucesos de abril del año 1815, la que copiada textualmente dice así: “En esta fortaleza de Lujan, a veinte y tres días del mes de agosto del mil ochocientos quince se persono D. José Agustín Donado a esta Comandancia Gral.  a efecto de presentar la declaración que se pide y prometiendo decir verdad en lo que supiere y fuere preguntado, le fue, sobre el contenido del oficio de D. Hipólito Vieytes que corre a f. 2 y demás que expresan las presentaciones de Juan de Dios Rivera; y habiéndoselas puesto de manifiesto y enterado de todo dijo: ser cierto que siendo encargado por disposición de la Soberana Asamblea para mandar hacer los sellos que se relacionan; ocurrió al Artífice Juan de Dios Rivera quien los hizo a satisfacción de la Soberana Asamblea; uno de plata y otro de bronce en los mismo términos que expresa en su pedimento y que fueron entregados por el declarante al Tribunal; ignorando hasta el presente haya sido satisfecho su importe por persona alguna; que lo expuesto es cuando puede decir en el particular que todo es la verdad a cargo de la promesa que tiene hecha en que se afirmó y ratificó”.(19)

La importancia de la obra ejecutada por Rivera, se desprende del escrito firmado por D. Juan Anselmo Romero en que declara haber fabricado por orden del grabador, un mango de ébano embutido en marfil y un estuche para el sello de la Asamblea. (20)

Nada podemos decir de las impresiones que de las armas de la patria mandar hacer este cuerpo no obstante que, dos meses después de inauguradas sus sesiones, se disponía la instalación de una prensa en una de las salas de la secretaria con tal objeto. (21)

Fue construida por D. Carlos Celone, conocido herrero empelado por el gobierno en trabajos de su especialidad, a quien su desahogada posición le permitía hacer el corso con la “independencia” y el “valiente emmocovi del Sur”, siendo propietario del primero y armador de ambos.

Raro es ciertamente que de los trabajos realizados en ella no aparezca ninguno, ya que correspondía emplearlos en los numerosos decretos que dictó.

Cabe, sin embargo, preguntar ¿no fue utilizada su prensa? ¿Se destruyeron los ejemplares impresos? Tal vez el tiempo lo dirá.

La fotografía que ilustra la LÁMINA Nº3, muestra el verdadero Escudo Nacional, usado en su sello por la Asamblea en 1813.

Obtenido del lacre que reprenda el título de Ciudadano Americano de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, otorgado por ese cuerpo soberano a D. Francisco de Paula Saubidet en 22 de febrero, permite observar hasta en sus menores detalles, el trazo del grabado que ejecutó Rivera y que Donado entregó con el beneplácito general.(22)

Saubidet, distinguido y activo funcionario, que en la Real Renta de Tabacos y Naipes recorrió el escalafón desde meritorio hasta administrador, desempeñó la secretaria del Gobierno, el cargo de Contador en el Tribunal de Cuentas y el de primer director de nuestro rico Archivo General, fue un patriota decidido, a quien ya el gobierno le había otorgado el despacho de Ciudadano Americano del Estado el 7 de agosto de 1812. (23)

Su esmero y prolijidad salvaron el único ejemplar del sello de lacre que hoy se conoce, pues a pesar de haberse tirado también con este mismo cuño, estampas de su elegante dibujo en seco sobre papel adherido con obleas al documento, en igual forma que las que han visto al tratar del escudo español, ninguno puede rivalizar con su claridad, ya que su material se conserva intacto.

La reproducción fotográfica de este documento histórico, que el azar puso en nuestras manos, no ha sido alterada en ningún detalle, suprimiéndose todo retoque, con el propósito de que pueda su imagen pura, servir de modelo, para corregir las líneas de dibujo desfiguradas por artistas anónimos. (24)

Dos nervaduras de diferente tamaño le sirven de marco. La externa más gruesa que la interna, determina sus dimensiones, que, tomadas sobre su periferia, alcanzan vertical y horizontalmente 61 x 50 milímetros.

La leyenda que lo circunda escrita con letra titular de imprenta dice así: ASAMBLEA. G. CONSTIT. D. L. PROV. UNIDS. DL. R. D. L. PLATA. 1813.

Su escudo de armas propiamente dicho es encuentra en el centro.

Está rodeado por ramas en forma de guirnalda, cuyas hojas, de inserción opuesta, toman el aspecto de ramos al aproximarse cada cuatro de ellas, sin llegar a unirse. En su parte inferior están sujetas por un lazo pequeño rematado por borlas en sus puntas, y se cruzan en sus extremos opuestos superponiéndose completamente por delante del sol.

Autores de prestigio indiscutido han creido ver en estas ramas el laurel de la victoria y la oliva de la paz, como lo expresan Mitre (25) y Sarmiento (26) a pesar de que ambas son evidentemente iguales.

La inserción alterna que caracteriza a las hojas  del laurel común, hace suponer que no fue esa la planta elegida, a pesar de que las estrofas sublimes del Himno Nacional, al señalarla, parezcan establecer su identidad.

Desecharemos también la variedad del laurel rosa, ya que en esta se hace su inserción en verticilos de tres.

De acuerdo a su dibujo cabria suponer que estamos en presencia de ramas de olivo, mas la carencia de ciertos atributos conocidos de su identidad no lo permite, asi como tampoco, imaginar la existneica de un roble o palma que no concuerda con el diseño.

La falta de conocimientos especializados quizá, indujeron al dibujante a esbozar una guirnalda, que si bien se encuentra fuera del campo científico realza la belleza del conjunto con la armonía de sus líneas.

El sol que ilumina sus atributos, está orlado por rayos rectos y flamígeros colocados alternativamente. Su disco  se encuentra apoyado, de acuerdo a las proporciones del dibujo, en el borde superior del ovalo del escudo, y sus rayos se disinguen a través de la fronda que en parte lo oculta. La cara solo mestra unos ojos de tupidas cejas, arrugada frente y un esbozo de nariz.

Este escudo de armas presenta un ovalo mas redondeado que los comumente conocidos (33 x26), lo que le da al conjunto gran elegancia y permite un lucimiento mayor de los atributos que encierra en los dos cuarteles en que está dividido.

El entrelazamiento de las manos, emblema de la unión, nos muestra distintivamente los cuatro dedos de la que pasar por su parte posterior.

El gorro, símbolo de la libertad, que se encuentra sujeto en el extremo superior de la pica, preconizado por los franceses y similar al de los frigios, tiene su reborde inferior vuelto sobre si mismo y termina en forma cónica con su punta volcada sobre el costado izquierdo. No debe ser confundido con el catalán que tiene hechura de manga cerrada y su borde superior también dobla la extremidad. En su terminación estrangulada hallamos la existencia de una borla al estilo de los gorros característicos de los pescadores, siendo interesante observar que, mientras en todos los grabados de la época se encuentra ésta perfectamente marcada, se va perdiendo a medida que transcurre el tiempo para desaparecer después definitivamente.

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Los sellos que usó el Superior Poder Ejecutivo de acuerdo con la suprema resolución de 13 de marzo recordada ya, fueron confeccionados también por Rivera, quien en 11 de mayo presenta la cuenta correspondiente, que alcanza a ciento cincuenta pesos por uno de plata con su mango para cartas y una lámina de cobre para los despachos.(27)

El mismo grabado no fue utilizado siempre por el gobierno en las letras de tesorería, en el encabezamiento de licencias y pasaportes o en el ángulo inferior izquierdo, cuando debía refrendar sus resoluciones, presentando al observador distintos cuños de los que haremos ligera mención.

El menos delicado de todos, es el que utilizó en valorizad el papel, trabajo poco cuidado de imprenta y que siempre se encuentra rodeado por una sola línea gruesa por su parte exterior. De esta variedad existen distintos cuños. Las diferencias mas notables entre ellos consisten en la abreviatura de la palabra provincia, escrita unas veces con V (LÁMINA Nº 5) y otras con V (LÁMINA Nº 6), en la preposición DE, y en el tipo de letra empleado que suele ser mas fino y alto en algunos casos.

El circunscripto exteriormente por varias líneas, es de mejor factura que el anterior y tiene por característica la aparición de dos dedos solamente de la mano que por su parte posterior rodea la pica. LÁMINA Nº 7.

El mejor grabado de todos ellos, de grano mas fino y dibujo mas perfecto, se singulariza por la presencia de tres dedos que rodea la pica en lugar de dos, el puntillado que cubre la frente del sol y las pequeñas rayas transversales en forma de borde de moneda,  que recorren las líneas externas dándoles aspecto de nervaduras. LÁMINA Nº 8

Una reproducción curiosa del sello del Poder Ejecutivo es el cuadro que se exhibe en el “Museo Colombres” en la ciudad de Tucumán. Maltrecho por la caída que sufrió a causa del temblor de 1930, su bajo relieve muestra el escudo nacional con parecidos caracteres al que valoriza el papel.

La leyenda que lo rodea, igual a la de sus similares carece del punto final de la frase. El sol que luce su disco completo, presenta cortos rayos de la línea media hacia arriba, rectos y flamígeros, que solo alcanzan al número de veinte.

La guirnalda no cubre al astro y su gorro sin borla deja caer su punta hacia el centro.

Esta bajo relieve que mide en su totalidad 80 x 65 centímetros, ha sido retocada en sus colores primitivos por inexpertas manos, alejando así la posibilidad de ser aprovechado como modelo.

Por otra parte, poco interés documental presenta, pues la falta de registros del museo, como la carencia de antecedentes en el Archivo Histórico de la provincia y en la dirección del parte “9 de julio”, en que se encuentra emplazado, le resta todo valor a esta pieza. Si fue confeccionada con el propósito de servir de modelo al grabador por el Poder Ejecutivo, puede asegurarse que no obtuvo la aprobación necesaria, pues su guirnalda que no tapa el sol y la falta de borla en el gorro que corona la pica, no lo asemeja a ninguno de los que éste usó. LÁMINA Nº 9

Empleado por el Gobierno el escudo de armas de la Asamblea como representación de autoridad, pronto su uso se extendió a los ministerios respectivos y de allí pasó a las distintas oficinas bajo su dependencia.

La primera variante de su estampa la encontramos en los sellos que el gobierno autorizara a emplear a las secretarias de estado en los despachos de Gobierno, Hacienda y Guerra.

Estos cuños que podríamos llamar menores en contraposición con el “sello grande” o mayor que usaba el gobierno, estaban encerrados en lujosas cajas y su confección se debe como los anteriores a rivera, quien periódicamente debía abrir las láminas de las armas de la patria, cuyo uso constante deterioraba. (28)

El distintivo adoptado para estos sellos menores, es la supresión de la guirnalda que lo circunda, sustituyéndola con el nombre del ministerio respectivo. (LÁMINA Nº 10).

De las variedades conocidas, usadas por las distintas dependencias del gobierno, solo citaremos aquí la empleada por la Administración de Correos General, en razón de ser la reproducción más exacta del diseño que le diera origen.

La fotografía que ilustra la LÁMINA Nº 11, está tomada de la estampa existente en el ángulo superior izquierdo del despacho de libre tránsito otorgado a D. José Medeyros el 2 de diciembre de 1813, superpuesta en parte sobre las armas españolas cuya impresión ha sido borrada. (29) Tirada sobre papel y adherida al documento por obleas, muestra detalladamente los finos trazos de su grabado. (30)

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Del sello que recibió la Asamblea de manos de Donado, solo se conocen dibujos, repetidos con más o menos fidelidad. De aquí la importancia del ejemplar que presentamos emanado directamente de ese cuerpo soberano que permite su detallado estudio, tal es la limpieza de sus líneas.

El diseño que ha servido de modelo para todas las reproducciones de este escudo es el que D. Alejandro Rosa presenta en su erudito y meditado trabajo sobre “Monedas y medallas de la República Argentina” aparecido en 1898, tomado de un ejemplar del Museo Histórico Nacional, el cual, a pesar de la reconocida gentileza de las autoridades de esta repartición, no ha sido posible encontrar. (31)

La comparación de su dibujo con los originales conocidos muestra cierta similitud con el que usó el Poder Ejecutivo, el cual, tal vez, tuvo también a la vista el dibujante de Rosa.

Las seis líneas paralelas que lo circundan, significan la existencia de dos nervaduras iguales, debiendo en realidad ser la externa de un espesor muy superior a la interna.

La leyenda que solo está puntuada en las palabras abreviadas y en la terminación del escrito, en igual forma que en el del Poder Ejecutivo, debió llevar un punto en cada una de ellas. El que cierra la frase, que en el de la Asamblea queda por razón de espacio a la misma altura y encima del que se encuentra al final de 1813, ha sido inducido en error al que diseñó el de Rosa, que coloca dos puntos a continuación del año como si fuera un solo signo.

Las palabras Unidas y del están completas en los dos ejemplares cuyo parecido es palpable, mientras que en el sello del título de ciudadano Saubidet, están consignadas en esta forma: Unids. y dl. De igual manera se observa que la preposición DE lleva un trazo de la E dentro de la D, mientras solo debe existir la letra inicial.

Para terminar diremos que el de Rosa y en el del Poder Ejecutivo las ramas que lo contornean se cruzan en ángulo sobre la parte inferior del sol debiendo en realidad superponerse en todo ese espacio. (LÁMINA Nº 12)

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El sello con el escudo de armas de la Asamblea General Constituyente es, sin duda alguna, el verdadero modelo del emblema oficial de soberanía. De él han sido copiados con más o menos aciertos lo que usó el Poder Ejecutivo, sirviendo también de original a los que veremos en seguida en los que pueden apreciarse diferencias aún más pronunciadas.

El escudo que según Biedma estaba colocado sobre la puerta de entrada de la casa del Consulado en que celebró sus sesiones, no presenta valor documental alguno.

Pintado sobre las armas españolas que luciere en otro tiempo, tiene como base una plancha de hierro de 45 x 55 centímetros, que se conserva hoy en el Museo Histórico Nacional.

La leyenda, está formada solamente por iniciales, encerrando en su centro el escudo de armas propiamente dicho.

Su valor artístico es muy escaso y sus atributos, que no fueron copiados con esmero del sello que usó la Asamblea, han sido bastante deteriorados por el tiempo. (LÁMINA Nº 13)

Un ejemplar interesante de las armas de la patria es el que se encuentra grabado sobre el mortero denominado “El Monasterio” que custodia la misma dependencia que el escudo a que nos acabamos de referir.

Fundido en Buenos Aires en 1813, según se expresa en el mismo, muestra al observador algunos detalles dignos de tenerse presente.

La guirnalda que lo circunda es de un desarrollo en extremo exagerado. Sus ramas unidas por un lazo en su parte inferior, también de dimensiones mayores que lo común, terminan sin cruzarse estando formadas por grupos de dos o tres hojas que aumentan de tamaño a medida que se alejan de su tronco.

El sol naciente aparece por entre la doble línea que forma el ovalo del escudo y sus rayos rectos y flamígeros al tomar contacto con éste, continúan enclavados en su periferia sin cuidar que su centro de irradiación corresponda al punto medio del astro.

El cuartel superior del escudo cruzado por líneas horizontales y paralelas encierra un gorro deforme, cuya punta y borla se inclinan a la derecha contrariando la norma establecida. El inferior, que bien puede considerarse dividido a su vez en dos partes por los brazos, nos presenta la única variante de concepto en el dibujo de este escudo. Debajo de ellos existen unas líneas onduladas que simbolizan el agua, con las que su autor pudo haber querido significar la grandeza del rio que baña las costas de la ciudad, o bien que la libertad se extienda sobre las aguas que la circundan. (LÁMINA Nº 14).

Al creador de la bandera nacional, se debe también la ejecución del estandarte que obsequiara al Cabildo de la ciudad de Jujuy, con motivo de celebrarse el tercer aniversario de nuestra emancipación.

A fin de no alterar la antigua costumbre de asociar las fiestas oficiales el paseo del pendón real, Belgrano lo sustituyó, haciendo pintar sobre género blanco las armas de la Soberana Asamblea. (32)

Bendecido después de la solemne función que tuvo lugar en la Iglesia Matriz, permaneció enarbolado en la galería del Cabildo a la expectación pública.

Su dibujo nos muestra encerrado en su ovalo de doble línea los dos cuarteles de su escudo, en los que merece citarse el gorro que sostenido por una pica de punta aguda, se nos presenta sin forma, caído a la izquierda, mostrando un cordón terminado en borla tan largo que sobrepasa la parte inferior de éste. Su guirnalda colocada entre dos líneas, termina antes de llegar a los rayos del sol, pudiéndose observar que sus hojas van insertas directamente sobre el tallo, los cuales se unen por un moño en su parte inferior. El sol naciente presenta doce rayos rectos y flamígeros extremadamente cortos y su cara solo deja ver los ojos y parte de la nariz. (LÁMINA Nº 15).

Por lo idéntico de su dibujo no haremos mención aquí, del que el mismo Belgrano obsequiara a la Escuela de la Patria fundad por él en la nombrada ciudad norteña.

Rodeado éste por sobre círculo, encierra una inscripción que dice: VENID QUE ED GRACIA SE OS DA EL NECTAR AGRADABLE Y EL LICOR DIVINO ED LA SABIDVRAI.

Las bifurcaciones que se observan en las ramas de su guirnalda que las hacen más espesas y los diez y ocho rayos visibles del sol, tal vez más cortes que el del estandarte, son sin duda las únicas diferencias apreciables.

Otro ejemplar del Escudo Nacional, copiado del que nos habla Biedma, es la lámina de bronce en bajo relieve que se expone en el museo de Chascomús, colocada en la parte superior de un cuadro que encierra condecoraciones militares.

El magnífico ejemplar a que nos referimos, perteneció a la colección del ilustrado numismático Dr. Jorge A. Echayde.

Ningún antecedente hemos logrado conseguir que se refiera a su origen y nos inclinamos por suponer que fue mandado a confeccionar por él mismo, con el propósito de iluminar con los destellos de las armas de la patria, la colección de premios otorgados a los valientes que supieron defender la libertad.

***
Los símbolos de soberanía usados desde 1810 hasta 1813, que en el transcurso de este breve escrito hemos dado a conocer, nos muestran las armas de Fernando VII escudando las ideas emancipadoras, y las de la Asamblea General Constituyente en su primer año de existencia.

Las primeras bien conocidas por cierto, no requieren análisis especial y sólo las presentamos por haber sido usadas por nuestro primer gobierno patrio.

Las segundas en cambio, han sufrido alteraciones. Los ejemplares analizados nos muestran variantes de concepto y de forma.

Si continuáramos algunos años más, encontraríamos que la fantasía de los directores del estado o de sus dibujantes, agregaron símbolos y modificaron otros, dándole muy distinto aspecto. Banderas, cañones, tambores, lanzas, bayonetas, clarines e infinidad de otras alegorías orlan sus costados, llegando en desmedido afán, al grotesco amontonamiento de implementos de guerra, en deprimente reducción de los atributos nacionales. Si digno de observarse es a este respecto la litografía ejecutada por Bacle, que sirve de cabeza a los despachos del año 1834 firmados por Viamont, no lo son menos los que han quedado impresos de la época de Rosas, en que su figura se ensancha o enangosta a fin de satisfacer caprichos personales .

Las variantes más curiosas, sin embargo, del símbolo patrio están representadas por los diseños que tirados en seco sobre el papel mismo le proporcionan valor.

Allí se observa, desde la supresión de atributos como el sol y la guirnalda hasta el cambio de forma de su óvalo, que comenzando por el simple triángulo pasa por toda clase de deformaciones hasta llegar a la estrella de nueve picos o de nueve ondas.

Este sucinto trabajo nos ha brindado la oportunidad de presentar a la consideración de ese Congreso de Historia Argentina del Norte y Centro, el verdadero diseño del Escudo Nacional, creado por la Asamblea Constituyente de 1813 y recibido a su satisfacción , del magnífico original que conservara D. Francisco de Paula Saubidet con la prolijidad y esmero que le fueron peculiares.

Buenos Aires, octubre de 1941.

(1) Archivo General de la Nación. Donación Darregueira.

(2) Archivo General de la Nación. Guerra 1813.

(3) Archivo General de la Nación. Documentos de Caja. Agosto 1811. Data 525. Ap. Doc. . N. º 1.

(4) Archivo General de la Nación. Documentos de Caja. Julio 1812. Data 667. Ap. Doc. N. 2.

(5) ALEJANDRO ROSA. Medallas y monedas de la República Argentina. Bs. As. 1898.

(6) Archivo General de la Nación. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires. Libro LXIX. Foja 43.

(7) EMILIO RAVIGNANI. Asambleas Constituyentes Argentinas. Bs. As. 1937. Tomo I, pág. 4.

(8) Archivo General de la Nación. Asamblea General Constituyente. 1813. I. enero a junio, folio 2.

(9) EMILIO RAVIGNANI. Obra citada. T. 1, pág. 7.

(10) Archivo General de la Nación. Documentos de Caja. Noviembre 1815. Data 1317. Ap. Doc. N.° 3.

(11) JUAN CANTER. Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza. Tomo II. N. 7 – 8. Abril 1936.

(12) Revista Nacional. Tomo II. Págs. 356 y 364.

(13) El Museo Histórico. Buenos Aires, 1892.

(14) Archivo General de la Nación. Asamblea General Constituyente. 1813. I. enero a Junio. Pág. 179.

(15) Archivo General de la Nación. Asamblea General Constituyente. 1813. I. enero a Junio. Pág. 230.

(16) EMILIO RAVIGNANI. Obra citada Tomo. I. Pág. 25.

(17) Archivo General de la Nacional. Documentos de caja. Diciembre de 1810. Data 601.

(19)(20) Archivo General de la Nacional. Documentos de caja. Diciembre de 1815. Data 1317.

(21) Archivo General de la Nacional. Documentos de caja. Agosto 1813. Data 790.

(22) CÉSAR PILLADO FORD. El diseño del Escudo Nacional. «La Nación» 29 de octubre de 1939.

(23) CÉSAR PILLADO FORD. El primer director del Archivo General de la Provincia (Archivo General de la Nación). «La Nación» 27 de agosto de 1939.

(24) Los engorros y dificultades que encierran las reproducciones fotográficas que acompañan a este escrito, han sido salvados, con singular maestría por el fotógrafo del Archivo General de la Nación, D. Roberto Otero, inteligente colaborador, de que me complazco en dejar aquí constancia de mi reconocimiento.

(25) BARTOLOMÉ MITRE, Historia de Belgrano. Tomo II. Pago. 121. Buenos Aires, 1859.

(26) DOMINGO F. SARMIENTO, Discurso de la bandera en la inauguración de la estatua de Belgrano 24 de septiembre de 1873.

(27) Archivo General de la Nación. Documentos de Caja. Mayo 1813. Data 492. Ap. Doc. Nº6

(28) Archivo General de la Nación. Documentos de Caja. Mayo 1814. Data. 461. Ap. Doc. N. º 7.

(29) Archivo General de la Nación. Gobierno 1814.

(30) El hallazgo de este ejemplar se debe al Dr. Armando Seco asiduo investigador del Archivo Nacional.

(31) Con posterioridad a la presentación de este escrito al Congreso de Historia Argentina del Norte y Centro. He recibido del distinguido director del Museo Histórico Nacional, D. Alejo B. González Garaño la fotografía que ilustra la Lámina N. ° 4, que obliga mi gratitud.

Representa el escudo usado por la Asamblea General Constituyente de 1813, estampado sobre papel, ejecutado con el mismo cuño del que en lacre muestra la lámina anterior. Este sello se halla adherido con obleas al Título de Ciudadano Americano de las Provincias Unidas del Río de la Plata, otorgado a favor de D. Antonio de Olavarría, el 22 de febrero del año de su instalación.

(32) Archivo General de la Nación. Escarapela y Bandera Nacional. 1812-1818.

LAMINA Nº 1
Sello en lacre que refrenda el nombramiento de Conjuez de la
Real Audiencia de Don José Darregueira de 23 de junio de 1810.
(Tamaño máximo 35 x 28 mm .)
LAMINA Nº 2
Diferentes encabezamientos usados por el gobierno patrio.
LAMINA Nº 3
ESCUDO NACIONAL
SU VERDADERA Y EXACTA REPRESENTACION
Sello en lacre usado por la Asamblea General Constituyente de
1813, que refrenda el título de Ciudadano Americano de las
Provincias Unidas del Río de la Plata de Don Francisco
de Paula Saubidet de 22 de febrero de 1813.
(Tamaño máximo 61X50 mm. Ovalo del escudo 33X26 mm.)
LAMINA Nº 4
Sello usado por la Asamblea General Constituyente de 1813 , que
difiere del anterior por ser estampado en seco sobre papel.
Refrenda el título de Ciudadano Americano de las Provincias
Unidas del Río de la Plata,
de Don Antonio de Olavarría de 22 de febrero de 1813.
LAMINA Nº 5
Sello impreso del Escudo Nacional usado por el Poder Ejecutivo
para valorizar el papel.
Variedad: PROV.
(Tamaño máximo 63 x 51 mm. Ovalo del escudo 35 x 25 mm .)
LAMINA Nº 6
Sello impreso del Escudo Nacional usado por el P. Ejecutivo para papel.
Variedad : PROU.
(Tamaño máximo 63 x 51 mm . Ovalo del escudo 35 x 25 mm .)
LAMINA Nº 8
Sello impreso del Escudo Nacional usado por el Poder Ejecutivo en el refrendo de despachos.
Variedad: tres dedos
(Tamaño máximo 66 x 53 mm. Ovalo del escudo 36 x 26 mm .)
LAMINA Nº 9
Facsimile en bajo relieve del sello impreso del Escudo Nacional
usado por el Poder Ejecutivo, existente en el «Museo Colombres»
en la ciudad de Tucumán.
(Tamaño máximo 65 x 48 cm . Ovalo del escudo 37 x 23 cm .)
LAMINA Nº 10
Sello impreso del Escudo Nacional sin guirnalda usado por el
Ministerio de Hacienda.
(Tamaño máximo 30 x 24 mm. Ovalo del escudo 18 x 12 mm .)
LAMINA Nº 11
Sello del Escudo Nacional estampado en seco sobre papel usado
por la Administración de la Renta de Correos General.
(Tamaño máximo 46 x 38 mm. Ovalo del escudo 23 x 17 mm.)
LAMINA NO 12
Dibujo del Sello de la Asamblea General Constituyente de 1813
que ilustra la obra de Don Alejandro Rosa » Monedas y medallas
de la República Argentina».
(Tamaño máximo 65 x 53 mm. Ovalo del escudo 37 x 25 mm .)
LAMINA Nº 13
Escudo de la Asamblea General Constituyente pintado sobre una
plancha de hierro que se conserva en el Museo Histórico Nacional
(Tamaño máximo 55 x 45 cm .)
LAMINA Nº 14
Escudo Nacional grabado en el mortero » El MONASTERIO», fundido en 1813 .
(Ovalo del escudo -línea interior- 14 x 812 cm .)

Este artículo, bajo la autoría de Hector C. Quesada, es la transcripción textual del publicado en el libro Papeles del Archivo. Publicación del Archivo General de la Nación (1942).